Los Reciclados in situ en Frío con Emulsión es una Técnica que se lleva aplicando en España de forma sistemática desde el año 1996. No es que antes no se conociera los efectos de mejora que producía una emulsión sobre un material fresado o granular, pero no se podía llevar a cabo de forma sistemática por dos motivos. Ausencia de normativa y por la falta de una maquinaria específica para este cometido.
Es a partir de este año, cuando diversos fabricantes de fresadoras incorporan al mercado “recicladoras”, máquinas diseñadas para este fin.
Es ese momento, cuando se empiezan a ejecutar obras con esta técnica, al principio en tramos experimentales (no había ni siquiera una normativa) hasta el año 2001. Este año significó un punto de inflexión para esta unidad de obra. Se publica la Orden Circular 8/2001 de la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento, en donde se incluye el artículo 20 del PG4 “Reciclado in situ con emulsión de capas bituminosas”.
Ya teníamos normativa y el ámbito de actuación.
Desde entonces, los proyectos que recogen esta técnica han ido aumentando progresivamente, si bien, representan una mínima parte de lo que podrían abarcar. Los reciclados con emulsión son la sustitución natural de la clásica operación de refuerzo de fresado y reposición en donde figure además una capa de recrecido. Sin esta última condición no son factibles. Dimensionalmente, es un material que tiene un coeficiente de equivalencia respecto a una mezcla convencional en caliente de 0,75. Necesitarán de un refuerzo por recrecido para completar la sección.
Los reciclados por otra parte, son mezclas en frío y necesariamente deben de incorporar humedad en el momento de su fabricación por dos motivos; como lubricante para facilitar la envuelta de todo el material fresado con la emulsión, y para alcanzar la densidad máxima en el momento de la compactación. Ambos procesos, se producen secuencialmente en el momento de la ejecución. Pero una vez compactada la mezcla, esta humedad que hemos necesitado, se convierte en un problema para la cohesión final de la mezcla. Debe de perderse en el mínimo tiempo posible. Y esto no es factible actualmente.
La pérdida de la humedad es un proceso combinado de tiempo y postcompactación con el paso del tráfico, que dependiendo de las condiciones ambientales puede demorarse incluso un mes. Sólo cuando la humedad de la mezcla se encuentra por debajo del uno por ciento (< 1%) y además se mantiene en este valor al menos 7 días (apartado 20.5.8 artículo 20 PG4) se puede extender la capa siguiente sobre la reciclada.
Aunque a simple vista, parece un requisito fácil de cumplir, en la práctica alarga los plazos de ejecución de las obras y convierte a esta técnica en estacional. Sólo aplicable cuando las condiciones climatológicas son las adecuadas. Y esta circunstancia dificulta su expansión.
El reto es muy sencillo. Disminuir este tiempo al mínimo posible. Veinticuatro horas es lo razonable.
Técnicamente, es factible. Una de las posibles soluciones (sin detrimento de otras) es la aportación de cantidades de cemento entre el 2 y 3 %.
La aportación de cemento tiene dos efectos a corto plazo: mejora significativa de las propiedades mecánicas de la mezcla reciclada y, además, “eliminar” el agua por la hidratación del cemento durante el proceso de fraguado. En realidad, el cemento no se emplea para formar un firme hidráulico o mixto sino como medio para deshidratar la mezcla.
Pero también deberemos incrementar la emulsión al aumentar significativamente la superficie específica como consecuencia de la aportación de este pulverulento. Los porcentajes de emulsión se acercarán más al 4,5 % que al 3% actual.
Pero esta es solo una de las formas que pueden reducir los plazos de curados.
En cualquier caso, mejorar esta Técnica seguramente tendrá otra consecuencia: Se incrementará su coste respecto al actual. Sí, pero serán reciclados de mayor calidad y reducirán los plazos de ejecución de las obras, con el consiguiente beneficio indirecto de esta reducción.
Este incremento del coste puede parecer un punto desfavorable, pero ¿acaso no es coste también deshacerse de miles de metros cúbicos de fresado cada año?, y ¿no es coste para el medio ambiente estos desechos?
Encontrar vertederos que admitan el material fresado cada vez es más infrecuente, independientemente del coste del mismo que es elevado. Pero, además, debemos de considerar que los recursos naturales son limitados y los de mejor calidad más aún. Precisamente son estos últimos los que desechamos.
El objetivo final debería ser reducir a la mínima expresión el deshecho de materiales de excelente calidad. No hay que olvidar que los áridos representan por término medio el noventa y cinco por ciento de la mezcla fresada.
La evolución de los reciclados debe ser una inquietud de todos, empresas y administración, pero es la Administración la que en primer lugar debería de promocionar la investigación en este sentido.
Nuestros hijos y el medio ambiente nos lo agradecerán.